lunes, 29 de septiembre de 2014

Las apuestas jóvenes que trae la nueva teleserie de Mega

Fernanda Ramírez, Montserrat Ballarin y Mariana di Girólamo son parte de Pituca sin lucas.

“Cuando cayeron estas tres joyitas, se me pararon las antenas y dije: ‘estas niñas son para acá’”, cuenta Moira Miller, directora de la escuela para actores de Mega. Y agrega: “Los actores nuevos son siempre los que marcan la diferencia. Y queremos subir el nivel lo más posible. Si antes se dijo ‘qué buenos son los cabros de Vuelve temprano’, en Pituca sin lucas va a pasar lo mismo. Los jóvenes se van a ver. Se van a ver mucho”.

Así de ambiciosa es la recién fundada área dramática de Mega. Un proyecto liderado por María Eugenia Rencoret y que aprovechará de refrescar la pantalla local con tres nuevos rostros: Fernanda Ramírez, Montserrat Ballarin y Mariana di Girólamo. Es parte del trabajo de formar una nueva área para Rencoret: si  tres canales competirán con sus respectivas teleseries (a Mega se suman TVN y Canal 13), es parte de su labor encontrar nuevos actores y futuras apuestas seguras de la pantalla chica.

DESDE CERO
Integradas a Mega precisamente gracias a la venia de Miller -quien emigró de TVN, donde cumplía el mismo rol de buscatalentos-, estas tres mujeres están entre los 23 y 28 años y nunca han actuado en la pantalla de la señal del Grupo Bethia. Y si bien no ha pasado mucho tiempo desde que estaban en la universidad, tienen claro el desafío que les espera.

“Hay un aire distinto, porque es armar todo desde cero”, dice Fernanda Ramírez (23), quien soñó con estudiar actuación desde octavo básico y quien tuvo que congelar, por segunda vez, su último semestre de la carrera, con el objetivo de estar en esta telenovela. De las tres, ella es la única que ha estado antes en TV, ya que este año encarnó a Florencia Goycolea, en Vuelve temprano. “En TVN, todo funciona como reloj suizo, acá vamos aportando entre todos y ajustando cosas. Y es lógico. En 20 años más, va a ser muy rico decir que fui parte de la construcción de esto”, comenta.

Ella será Gladys Gallardo, hija de Manuel Gallardo (Alvaro Rudolphy), hermana de los papeles que encarnan Augusto Schuster y “Chapu” Puelles y la imagen maternal del clan. Dueña de casa, estudiante de Medicina y líder universitaria, su papel será el de una mujer multifuncional, que intenta tapar el vacío dejado tras la muerte de su madre.

CAMINOS DISTINTOS
Al otro lado de la muralla, la que separa las dos caras de una misma casa pareada donde se centra la ficción, Montserrat Ballarin y Mariana di Girólamo harán lo suyo. Ambas serán las hijas de Tichi Achondo de Risopatrón (Paola Volpato), una mujer que se ve obligada a bajar de estatus de vida. Las dos actrices vienen del campus Oriente de la Universidad Católica. Hoy, Di Girólamo (23) está en su último año (cursando su egreso) y  Ballarin (28) lleva dos años fuera de la escuela.

 Mientras ensayaban el montaje La escala humana, Volpato vio trabajar a Ballarin. Pidió su currículum y, en junio, la joven actriz que encarna hoy a la hija mayor de Tichi Achondo ya estaba en la Escuela de actores de Moira Miller. “Mi personaje es bien volátil”, cuenta. “Es a la que más le cuesta aceptar el cambio. Estaba acostumbrada a una vida de privilegios. Se mete en la cabeza que es una cosa pasajera. Al principio miente mucho, tiene la embarrada y no es capaz de asumirlo”.

Por otra parte, Di Girólamo tiene el papel de María Belén Risopatrón, un poco más centrada y realista. “Tiene un poco el síndrome de la hija del medio. Le toca ser una esponjita de lo que pasa. Apañar a la mamá. Detener a la abuela. Y contiene, contiene y contiene. Y en un momento va a explotar”, adelanta la actriz, que ya se vio expuesta por un programa de farándula, por su trabajo de “pareja televisiva” con Augusto Schuster.

Para ella, eso sí, ser actriz no era la primera opción. “Fue una suma de factores y un poco un salto al vacío”, reflexiona. Antes de eso, estudió Obstetricia y Puericultura en la Universidad de Chile, pero en las prácticas hospitalarias se dio cuenta que no le gustaba, que no la llenaba completamente.  Quizás, no pudo evitar la herencia familiar, la de su abuelo Claudio, la de su tía Claudia o la de sus primos Pedro y Antonio Campos. Estos últimos le ayudan a ver asuntos de contratos y otros más burocráticos.

“Fernanda tiene una fragilidad que es preciosa, Mariana es una actriz con mucho carácter, y Montserrat tiene la belleza más tradicional de las tres y es la más comediante”, concluye Moira Miller. “Si hay algo que une a las tres, es que son magníficas actrices”, remata.


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