jueves, 22 de octubre de 2015

Experto analiza los paradigmas de la televisión educativa

Omar Rincón comenta: "A la TV educativa y cultural le sobran documentales y entrevistas y le falta ficción y entretenimiento".

“El problema de la TV no es de contenidos, sino que de narrativas y formatos: por más inteligente que sea la televisión, si no se cuenta bien, si no tiene entretenimiento, si no tiene formatos cercanos a lo popular y a la gente, es una TV que nadie ve, que a nadie interpela y con nadie se encuentra”, dice Omar Rincón. El colombiano tiene un extenso currículum académico, con magister en educación en CINDE, Master of Arts en SUNY y con estudios de cine en NYU. Y a pesar de su rol académico, cree que no es rol de la TV educar a los televidentes.

“El caso de la televisión pública chilena es un poco distinta porque es pública, aunque parece privada”, dice al respecto del caso chileno. “Pero es como si la TV pública latinoamericana tuviera la obligación de educar y culturizar, pero para eso están los ministerios de Cultura y Educación. La televisión tiene que hacer televisión que sea primero entretenida y, después, diversificar los relatos y las presencias”, opina el académico, que la próxima semana asistirá a un seminario sobre el tema en nuestro país. Y va más allá: “Creo que a la televisión educativa y cultural le sobran documentales, programas informativos y entrevistas y les falta ficción y formatos de entretenimiento”.

Rincón considera que el aprendizaje básico es responsabilidad de la educación formal, pero eso no ocurre en todas las áreas: “Para comprender el modelo de sociedad, de país, la ética pública y el tipo de ciudadanía colectiva que una sociedad pretende, ahí los medios y la televisión son súper importantes, porque  muestran esos modelos”. Y es en este punto que habla de su país y cómo es visto: “En Colombia decimos que somos un país que no es narco, pero lo que más hacemos es ficciones de este tipo. Eso de narcolombia no es algo que los colombianos lo digamos, sino que exportamos ese modelo de sociedad”. En el caso local, dice  que la televisión educativa es ver más chilenos, incluidas las minorías, en la pantalla.

De todos modos, cree que puede haber aprendizaje de manera inesperada. “En Colombia somos un país cafetero, pero recién gracias a Café con aroma de mujer supimos que hay 7.000 formas de hacer café”. O un ejemplo más cercano a Chile, el boom de las teleseries turcas: “Tienen un aditamento nuevo para el sector popular latino que es buenísimo, porque las señoras dicen ‘Estoy aprendiendo de otra cultura, de cómo es el mundo árabe’. Esto es lo mismo que dicen los turcos cuando ven telenovelas mexicanas”.


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