El nuevo docu-reality de Canal 13 soluciona dramas a través de la ficción.
"Un poco de ficción para cambiar tu realidad". Ese es el eslogan de "El gran truco", el estelar que llega a Canal 13 a fines de marzo. Rodrigo Leiva, el creador del área de docu-realities como "Perla", "En su propia trampa" y "Cásate Conmigo" le dio un giro este año al género. "Es un programa de ayuda a través de la ficción", explica Eduardo Fuentes, su animador.
"Hace tiempo tenía ganas de hacer algo distinto. Es una tremenda oportunidad, cuando Rodrigo me contó del proyecto casi salgo bailando de la oficina", añade.
Explica que es volver a lo que alguna vez hicieron programas como "Hola, Andrea" o "Aló, Eli". "Me gusta que dejemos de mirarnos el ombligo en la TV. El despliegue técnico y humano en pos de ayudar a una persona, puede servir de espejo para que otros cuenten sus historias. El poder de la televisión es fabuloso", comenta.
Cerca de 8 meses de grabación lleva el programa. "Tenemos el caso de un joven que no se atrevía a contarle a sus padres sobre su condición sexual, una cantante talentosísima que no podía cantar en público y una niña a la que le atormentaban fantasmas".
El que interviene ante el drama del protagonista es el mismo Eduardo Fuentes. Otras veces, la misión recae en manos de otros como Tonka Tomicic, Diana Bolocco o Karla Constant.
El verdadero truco comienza cuando se delata esta ficción. "Al final de cada episodio se ve una puesta en escena muy grande con mucha gente involucrada. Lo que queremos es que el protagonista no crea lo que está pasando y se pregunte si en verdad estuvo en su casa Tonka Tomicic", comenta.
Cada historia tiene un trabajo arduo periodístico para seleccionar cada caso. "Muchos fueron a mirar los dramas que ocurrían en las calles. Otros los buscaron en Twitter y Facebook", explica.
"Lloré con una sensación de impotencia"
Durante el proceso de grabaciones, el también conductor de "El ciudadano" de Radio ADN se emocionó. "Hay un episodio que grabamos en Navidad, que involucra a niños y una escuela, que fue brutal. Lloré durante la grabación, pero camino a mi casa lloré con una sensación de impotencia al no poder ayudarlos. Me costó mucho desconectarme".
- ¿Cómo lo haces para no involucrarte en las historias?
-No puedo no involucrarme. Estoy muchas horas con las personas, sin que ellos se den cuenta. Con los cómplices del protagonista se conversa el tema.
Eduardo Fuentes tuvo que someterse a largas sesiones de maquillaje y disfrazar su propia identidad, para no ser descubierto por los protagonistas. "Un capítulo me disfracé de un gurú que era capaz de ver el aura. Terminamos de grabar y tuve que salir escondido del lugar, porque me tenía que ir a la radio. Me fui al Hotel Las Flores a ver a mi suegro, para saber si es que me reconocía. Con otro tono de voz, le pedí una habitación a mi nombre. Me dijo que no tenía ninguna reserva", cuenta con una carcajada.
Algunos, evidentemente, se alertan. "Sospechan y miran raro, pero jamás piensan que un programa de televisión se está infiltrando en sus vidas. Uno puede pensar en una broma de algún amigo, pero Diana Bolocco en el living de tu casa, es como ¡¿De qué me estás hablando?!".
A lo Kramer
La maquilladora Carla Gasic, la misma que transforma a Stefan Kramer -y que trabaja para "Mi nombre es"- se dedica a cambiar el look de Eduardo Fuentes. Ya fue "un traductor de un idioma inventado de una nación africana, un señor del aseo en un gimnasio, mesero y un fantasma de la ópera", adelanta Eduardo.
"Para lograrlo, tuve que estar 40 minutos con un yeso en la cara, para sacar el molde. Y como soy claustrofóbico, ¡fue terrible! Estuve meditando muy concentrado. Ya con eso ellas hacen las pelucas, prótesis y dientes".
Ahora, él asegura que "el cambio de look no es lo primordial, es sólo un atractivo audiovisual. Lo importante es que como programa le abrimos puertas a la gente para que descubran nuevas facetas de la realidad".
La regla era, si alguien se daba cuenta del truco, paraban la grabación. "Sufrí la presión y el estrés de que no nos descubrieran... El tono de voz es lo que menos podía cambiar. Se me apretaba la guata, lo pasaba pésimo".
Su faceta lúdica lo tiene en estas ligas. "Trabajamos con el mejor equipo de caracterizaciones de Chile. No puedo ser yo el que destiña, tengo que rendir al máximo, pero es agotador".
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