domingo, 1 de septiembre de 2013

Cuatro animadores hablan de los cambios y desafíos de su rol en la TV

Julián Elfenbein, Rafael Araneda, Luis Jara y Martín Cárcamo cuentan cómo han tenido que adecuarse a una televisión dominada por los formatos extranjeros.
Algunos extrañan tener un mayor contacto con el público y los programas en vivo; otros valoran que ahora la pantalla les permita ser más lúdicos y versátiles.

Julián Elfenbein: “El animador de ahora es más opinante”

¿Cómo ve la evolución de los animadores en las últimas décadas?
Me parece que los estilos de animación han cambiado, y más que por la época, es porque existen formatos distintos. Hoy en día se compran muchos programas; antes, en cambio, se hacían grandes estelares donde el animador era un presentador bastante formal. Mi sensación es que hoy prima el estilo más informal, sobre todo en los programas diarios como el que a mí me toca conducir que es el “Buenos días a todos”. El animador de ahora es más opinante, es capaz de sacar la voz para hablar de todo tipo de temas, desde farándula hasta política.

 ¿Cómo se define como conductor?
Me veo un tipo versátil, que se puede acomodar a varios formatos. Creo que soy trabajador, pero también tengo muchas debilidades a las que trato de sacarles partido. Por ejemplo, que soy un tipo indeciso y me cuesta mucho decir que no… Emocionalmente, además, estoy en un período particular en el que me cuesta explotar mi lado alegre, que solía ser mi fuerte. Ahora estoy más serio, y eso tiene que ver con un desgaste emocional, pero estoy trabajando con mi terapeuta para reflotar ese lado más lúdico.

¿Tiene algún referente en la animación?
Don Francisco, sin duda, es el animador más completo y el que más ha permanecido en el tiempo. Es capaz de disfrazarse, de entrevistar a un presidente, de ser líder y de llevarte a la emoción. Felipe Camiroaga también es un tremendo ejemplo, un tipo que no le tenía miedo al ridículo.

¿Qué tipo de programas le quedan por hacer en televisión?
Me quedan muchas cosas por conocer. Tengo claro, eso sí, que el género de los reality shows no me parece atractivo. No puedo decir que no vaya a hacer un reality, pero no está dentro de mis prioridades. Los que sí me encantaría hacer es un programa deportivo; eso es algo que me apasiona desde que empecé a trabajar en los medios y quería ser periodista deportivo.

Rafael Araneda: “Han desaparecido los foros y las grandes audiencias”

¿Qué diferencia a los animadores de hoy con los de antes?
Antes había una mayor diferenciación entre el rol del animador y el del conductor, porque no existía la competencia de una industria que tiende a homogeneizar sus contenidos y en la que los formatos van teniendo prioridad. Pero comparar la TV de hoy con la de antaño me parece injusto, porque nos quedamos con cosas románticas que tienen poco que ver con la realidad.

Como animador de masas, ¿cree que hacen falta más espacios con audiencias en vivo?
Es cierto que han desaparecido los foros y las grandes audiencias en vivo en la televisión, pero siempre hay espacios para desarrollarse en esa área. Por ejemplo, ahora voy a estar animando La Pampilla y en febrero el Festival de Viña. Tampoco hace falta tener una galería para que exista contacto con el público: en México, la final de “México Baila” conectó a cinco ciudades en directo a través del satélite, algo impensado para nuestra televisión.

¿Cómo se define como animador?
Me defino proyecto a proyecto, como te define la industria; pero siempre tuve una visión de carrera como la que he podido desarrollar. Esta carrera es como un cono, y mientras más arriba estás, más angosto se te hace el cono y tienes que buscar otro en el que te puedas ir desarrollando y creciendo. Por eso no le hago asco a nada, y si me piden que haga la previa de un partido de fútbol, voy feliz. Hay gente que dice ‘pero cómo, el animador del Festival de Viña está en la galería al lado del guatón del bombo’. Yo soy el gallo más feliz de estar ahí y, a veces, lo disfruto más que una noche de Viña.

¿Qué géneros le gustaría explorar en TV?
Primero, no soy de los que creen que está todo hecho en televisión. Me falta explorar la faceta de conversador, poder hacer también cosas más vivenciales o entrar a un programa de opinión. No estoy buscando nada de esto, estoy diciendo lo que me falta. Hay mil formas de comunicar a través de la televisión, y a mí me faltan muchas.

Luis Jara: “No me interesa ser el más sabio, pero sí el que mejor escucha”

¿Qué desafíos y límites para los animadores entregan los nuevos formatos televisivos?
Creo que los formatos no sirven para formar al animador sino que lo ponen más rígido. Actualmente, los matinales son los programas que entregan más posibilidades para mostrar distintas facetas y, en ese sentido, como conductor de “Mucho Gusto” (Mega), me siento en un escenario privilegiado. Lo que sí echo de menos en la televisión actual son los equipos creativos que piensen en programas locales, porque el público espera más de nosotros.

¿Qué cambios ve en el rol de animador de TV?
Tengo el recuerdo del animador tradicional, basado en la figura de Don Francisco, que tiene un gran manejo del sentido del humor, pero también el manejo del lenguaje y de la cercanía con la gente. Pero ha ido pasando el tiempo y han existido cambios, y la gente quiere ver animadores más naturales. Hay que atreverse a cruzar la línea del ridículo sin perder la esencia.

¿Cómo se define como animador?
Estoy completamente ligado al entretenimiento y la gente sabe que tengo condiciones que puedo sacar a la luz, facetas de cantante o de actor. Me gusta tener esa versatilidad y creo que el público valora que maneje los códigos de entretención. Con los años he aprendido a escuchas al que está al frente y no me interesa ser el más sabio, pero sí el que mejor escucha. He construido mi personalidad sobre la base de reírme de mí mismo.

¿Cuáles son las deudas que le quedan por saldar en su trabajo?
Debo profundizar lo que estoy haciendo hoy, tengo que poner mi cercanía, mi trayectoria y credibilidad al servicio de campañas solidarias más potentes. Es un área que no he desarrollado, pero la siento muy cercana.

Martín Cárcamo: “Hay que abandonar el ego para poder crecer”

¿Cuál es la tarea pendiente de la TV actual?
Nos hace falta generar estelares propios; hay una suerte de estancamiento en la industria porque hoy se compran los formatos en el extranjero. Acá también hay creativos y se puede apostar por proyectos propios que son novedosos, de lo contrario terminamos siendo una réplica de lo que pasó en el mundo dos años atrás. La meta es tener programas chilenos que generan identificación, cultura y una TV que toma su propio rumbo.

¿Cuáles son sus atributos como conductor?
No me considero conductor o presentador; me considero un animador y es lo que ge tratado de hacer: me gusta la animación n vivo, estar contactado con el público. Llevo unos 12 años haciendo franjeados y creo que soy un animador natural con todo lo bueno y malo que eso implica.

¿Hacia dónde le gustaría enfocar su trabajo?
He hecho cosas variadas y he trabajado delante y detrás de la pantalla; He tenido programas de concursos, juegos y conversación. Hice reemplazos por muchos años y eso me permitió trabajar con diferentes equipos y aprender de esa diversidad. Creo que hay que abandonar el ego para poder crecer. Siento que me quedan muchas cosas por hacer: estar en grandes escenarios, hacer un reality show y también me gusta la producción.

¿Cómo ha evolucionado el rol de animador en la TV?
El país y la TV han ido cambiando. Al principio los animadores eran muy correctos, con muy buen lenguaje y pocas oportunidades de expresar su opinión. Después vino una TV más fresca, con espacios para el juego y los errores, y donde la opinión surge sin temor. Hoy está la consolidación de un animador más humano. Yo he seguido esa línea porque la gente busca empatía, identificarse. Finalmente, el éxito de un comunicador tiene que ver con la capacidad de generar cariño con la gente.


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