sábado, 7 de septiembre de 2013

Eva Gómez: "A mí no me da miedo quedarme fuera de la televisión"

La conductora estrena a fin de mes dos programas en CHV: Manos al fuego y la nueva temporada de Talento chileno.

Eva Gómez se pegó en la cabeza. Literalmente. El lunes se resbaló en la cocina de su casa y cayó de espalda. Perdió la conciencia mientras la trasladaban a la clínica, donde le pidieron 72 horas de reposo absoluto. Ayer temprano no se aguantó y fue a una reunión en Chilevisión. Aparentemente, dice, no pasó de un gran susto, a juzgar también por el escáner que le hicieron. Ella dice que se asustó, pero al segundo se larga a reír.

La animadora, que hace un mes se marginó de animar por cuarto año consecutivo el Festival de Viña del Mar, ha tenido un año de baja presencia televisiva, como presentadora de Lo que callamos las mujeres, pero ahora se apresta a darle un giro a ello: a fin de mes debutará por partida doble. Por un lado, animando el nuevo programa Manos al fuego, donde parejas de pololos se someten a tentaciones de un tercero, que debuta a fin de mes en horario estelar;  y por otro, como nueva titular del espacio Talento chileno, fijada su vuelta para el lunes 30.

Cuando se anunció que usted dejaba el matinal para animar Lo que callamos las mujeres, se dijo que tendría una participación importante. En la práctica, hace los nexos. 
Sí, es lo que me dijeron en el canal: que íbamos a estar en un set con gente hablando de los casos que se recreaban. No fue así, pero al programa igualmente le ha ido muy bien. Pero más que lata que no haya ocurrido eso, lo que me gusta es conversar, ese es el formato que a mí me gusta. Pero donde manda capitán, no manda marinero. Ahora lo agradezco, porque  voy a estar en estos otros programas, Manos al fuego y Talento chileno. 

¿Qué expectativas tiene con Manos al fuego?
Los 10 capítulos ya están grabados y fue una muy linda experiencia. Creo que  le va a ir muy bien. Es entretenido, picarón, con gente joven y otra no tanto. Pone a prueba la fidelidad, pero no de matrimonios, sino de parejas, y si resisten las tentaciones (de un modelo o actor/actriz), ganan $ 500 mil. Muestra un poco cómo somos cuando estamos solos.

A la última temporada de Talento chileno, que animó Rafael Araneda, no le fue muy bien. Se dijo entonces que el formato estaba desgastado. ¿Por  qué revivirlo?
No le fue tan mal. Efectivamente,  había muchos programas paralelos, es que levantabas una piedra y salía uno de talento, entonces eso lo perjudicó. Pero no todo es sintonía y este es un programa que al canal le gusta. La idea es buscar alguien que de verdad merece estar en TV por méritos artísticos. Eso trasciende un poco el rating.

¿Cómo se siente tras bajarse de animar el Festival de Viña? ¿Se sintió un poco maltratada por las críticas, especialmente de la última versión?
No, pero hubo harta mala leche. Arriba del escenario fue increíble: he cantado, he bailado, me he reído. Jamás se me va a olvidar, mi mamá viajó a verme, trabajé mucho por él. Pero bajo el escenario fue otro cuento: acepto las críticas, y he tomado en cuenta las que ayudan, pero muchas eran desde la mala intención. Burlarse porque había dicho que Maná era el mejor grupo de rock de la historia. No alcancé a decir “latino”, y luego lo corregí, pero la gente se quedó con eso y me hicieron ver como si yo fuera una tonta y no supiera nada. Es imperdonable. Eso era cansador, sobre todo por mis hijos, que podían leer eso. Y mi familia está primero.

¿Cree que le pasaron la cuenta porque estaba casada con Pablo Morales, director general del Festival?
Totalmente. Absolutamente. A mí desde que partí me han sacado en cara mi relación con Pablo. Y yo, cuando entré a Chilevisión, él ni siquiera estaba en Chile, creo que es primera vez que digo esto. Pero siempre hablan de eso y creen que las cosas han sido por él.

Más allá del aprendizaje obvio, ¿cree que su imagen ganó estando en el Festival de Viña?
No, no me favoreció. ¿Con Viña? Para nada. Y tampoco nunca creí que mi iba a convertir en la animadora número uno de Chile ni nada por el estilo. No era mi intención tampoco.

¿Cree que ese costo de imagen se puede revertir?
No me interesa. A mí, además, no me da miedo quedarme sin contrato, irme a otro canal o quedarme fuera de la televisión. No tengo miedo de eso. Aunque en la Quinta Vergara nunca, nunca me pifiaron. La gente en la Quinta me gritaba “Poke Eva”, fueron muy amorosos. Parte de la prensa no.

¿Quién debería de ser la próxima animadora del Festival?
Uy, no sé. Ya dije que me daba curiosidad ver a Francisca Merino animando una de las noches y me criticaron. No sé qué decirte.

Bueno, Carolina de Moras es el nombre que probablemente asuma.
Si fuera ella me parecería fantástico. Es guapa, simpática, lo haría regio. Sea la que sea, yo la voy a estar apoyando fielmente.


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