El jueves culminaron las grabaciones de la nueva apuesta de Mega para el 2014. El reconocido actor Patricio Contreras encarna al patriarca. Mientras que la modelo y bailarina Nidyan Fabregat es Sara, la Sofía Vergara chilena.
Hace casi 40 años que el aclamado actor chileno Patricio Contreras está radicado en Buenos Aires. En todo este tiempo, jamás se le cruzó la idea de volver a establecerse en Santiago. La única vez que se instaló en el país fue en 2010, cuando estuvo dos meses y medio filmando las películas “Sal”, en Atacama, y “La pasión de Michelangelo”, en Peñablanca.
De ahí, impensable asentarse en su patria. “Con los años, uno se va poniendo más mañoso; dejar el barrio ya no es tan fácil. Lo que más he llegado a fantasear es tener un departamento y venir por temporadas”, asegura.
Pero un proyecto interesante lo tentó, a tal punto que Santiago se convirtió en su nuevo refugio desde marzo: De Mega le ofrecieron participar en la serie “Familia Moderna”, adaptación de la exitosa “Modern Family” de la cadena ABC.
La producción —que utiliza el recurso de “falso documental”— exhibe las historias de tres clanes familiares: Jay Pritchett (Ed O’Neill) y su joven mujer Gloria (Sofía Vergara); Claire (Julie Bowen), una dueña de casa y con tres hijos, cuyo marido es Phil (Ty Burrell); y la pareja gay compuesta por Mitchell (Jesse Tyler Ferguson) y Cameron (Eric Stonestreet), que adoptan a una niña vietnamita. Desde 2010 que arrasan en los Premios Emmy. Y, el año pasado, obtuvo un Globo de Oro como Mejor Serie de TV-Musical o Comedia.
La versión chilena, dirigida por Diego Rougier (“La Nany”, “Casado con hijos”, “La Colonia”), es la primera en el mundo en comprar los derechos de la popular serie norteamericana. Las grabaciones culminaron el jueves, con llantos incluidos. Todavía no se fija la fecha de estreno.
A pesar de la fama de esta ficción, Contreras sopesó bastante la decisión de integrarse al elenco, que, entre otros, conforma Alvaro Escobar, Mariana Loyola y Nicolás Saavedra. “Me daba miedo estar tanto tiempo fuera de mi ciudad, de mi gente, a pesar de que estamos cerca. La distancia emocional es muy fuerte”, admite.
Pero fue su hija Paloma, actriz porteña, quien lo persuadió: “Me dijo: «Tienes que recuperar parte de tu historia», que debía aceptar la invitación de mis compatriotas. Ella es lo que más me importa en la vida, así que lo que opine me influye”.
Así —y gracias a la insistencia de la producción— se transformó en el patriarca Pepe Gallo, símil criollo de Jay Pritchett (Ed O’Neill), cuya esposa es Sara. Si en la ficción estadounidense es interpretada por Sofía Vergara, aquí la encarna la modelo y bailarina española Nidyan Fabregat. Este es su gran salto a la pantalla chica, luego de su debut en la animación del Festival de Dichato.
“Si bien no es actriz y se está fogueando recién, tiene encanto, luz, y es bellísima. Es una persona muy dispuesta, con frescura, y con mucho empeño ha suplido su experiencia tan en verde”, señala Contreras.
—¿Fuiste un maestro para ella?
—De ninguna manera. No me considero un maestro ni tampoco lo intento.
En cambio, para Nidyan sí lo fue: “¡Trabajé con el mejor de Latinoamérica! Todos los días aprendía algo nuevo de él. Es muy divertido. Le decía que era medio pastel, y él se reía de mí. Hemos formado una relación muy linda. Ahora será muy difícil pensar que me levantaré todos los días y no llegaré a grabar. Dicen que el roce hace el cariño, pero para mí este tiempo ha sido fabuloso. Aprendí mucho, de lo bueno y de lo malo”.
—¿Qué fue lo malo?
—¡Que soy muy autocrítica! Cada vez que hago algo es con todo el corazón. Soy muy apasionada, disciplinada y me gusta que las cosas me salgan bien; cuando no, lo repito.
“Chilenizar” los guiones: “Probamos distintas cosas hasta llegar al mejor camino”
Por cierto, Contreras vio algunos capítulos de “Modern Family” para saber con qué se enfrentaría. “No soy gran bebedor de TV o de comedias americanas, pero ésta, sin duda, constituye un formato enormemente novedoso: Que sea casi testimonial. Es un recurso muy interesante y sofisticado”, explica. “Los personajes tienen virtudes y defectos. Son vulnerables y funcionan por imperativos del afecto. Eso los une; son más fuertes que cualquier prejuicio, diferencia o criterio distinto”.
La serie, eso sí, debió “chilenizarse”. Los guionistas Rodrigo Gijón, Francisco Badilla y Luz Croxatto se encargaron de aquella tarea. “No hemos tenido restricciones de ningún tipo de la producción original”, aclara Rougier. “Primero, uno parte haciendo una traducción. Después evaluar cómo los personajes serían en Chile: cuál será su conformación social, cómo se moverían y vestirían. Probamos distintas cosas hasta llegar al mejor camino”.
La única modificación trascendente fue el de la pareja homosexual que adopta una pequeña. “Hacer eso en Chile, ¡imposible! Lo que pensamos, entonces, fue que este bebé era el hijo biológico de uno de ellos, que luego lo crían”.
Sobre la reciente incorporación de María Eugenia Rencoret, quien refundará el Area Dramática de Mega, indica: “Es buenísimo, porque será un aporte. Tiene muchos años de experiencia en el mercado. Por primera vez en la historia de la TV chilena, tres canales están sufriendo cambios muy importantes. Eso siempre es bueno. Tengo muchas ganas de trabajar con Quena, porque la conozco hace tiempo. Espero ver cómo desea plantear la estructura del canal”.
Por otro lado, el personaje de Patricio también mutó. “Había que comprender por qué este señor mayor está con una chica tan bella y joven. Una cosa es hacer la traducción de los guiones y, otra, una nueva versión. Los guionistas se han esforzado en capturar lo esencial y volcarlo a nuestra idiosincrasia. Y los actores hemos tenido la libertad de ir inventando, de darle un nuevo carácter”, señala el actor.
Para Fabregat, en tanto, no fue difícil ser el reflejo de Sofía Vergara. “¡Es que soy un poco expresiva!”, exclama. “Hablo más fuerte, soy empeñosa, lista y alegre, tal como ella. No me preocupo de la vestimenta, sino de la actuación. Me dan lo mismo los trajes o tener el peinado para un lado un día; siempre intento hacer las cosas bien. Ese es mi enfoque. La belleza se muestra desde adentro. Menos es más, como decía mi madre”.
—¿Qué te ha sorprendido de ti misma?
—La capacidad de actuar, porque es muy difícil. ¡No es venir y hacerlo! Tengo unos profesionales al lado que son súper para mí. Los quedo mirando, admirada. Lo que más me sorprendió fue agarrarle el hilo a algo y ser rápida. ¡Me decían que era como una esponja! Aparte, tengo muy buena memoria. Y también me he reído de mí misma. Soy un poco payasa, y hay muchos chascarros.
—¿Lidiaste con prejuicios por proceder de la farándula?
—Prejuicios siempre va a haber. Lo importante es no hacer caso y demostrar que uno se la puede. Uno tiene que esforzarse cada día y poner todo el corazón. Hay que ver primero la serie antes de juzgar. Por alguna razón estoy aquí. Lo he dado todo durante un año, sin parar. Ha sido muy intenso. Cuando salga al aire la serie, me pueden decir lo que quieran (se ríe).
—¿No pretendes regresar a ese mundo?
—Respeto mucho el trabajo de todos. Tengo mis proyectos después de esto, así que estoy bastante tranquila. Nunca voy a cerrar las puertas a nada ni a nadie. Seguiré en mi línea, en lo que quiero y en lo que busco.
—Patricio, ¿no fue chocante para ti trabajar con una persona que provenía de ese universo?
—Mmm... no. Uno frecuentemente se está topando con actores noveles, con gente que empieza. Por razones de casting necesitan a personas con ciertas características y sin experiencia. En teatro, en general, uno trabaja con gente que ya está fogueada. Pero en cine y en TV no es raro encontrarse con debutantes.
—No es raro que uno se tope con actores nuevos y que tenga que acompañarlos. Lo mejor, si bien no es hacer de maestro, es tratar de que estén lo más relajados posible. Es un trabajo estresante. Muchos creen que esto es fácil, que es soplar y hacer botellas. Y no: Es muy difícil actuar fácil.
“Es una fortuna tener dos patrias”
Contreras está ad portas de cumplir 66 años, aunque no se nota. Ahora que terminaron las grabaciones, retornará a su Buenos Aires querido. “Me siento argentino inevitablemente, no lo puedo negar”, confiesa.
Allá ha forjado una trayectoria envidiable: Más una treintena de cintas y obras de teatro, sin contar sus participaciones en series de TV.
“Me conmueve que, a pesar de tantos años, la gente me da su afecto a la salida del teatro o cuando camino por la calle. No olvidan que soy chileno, pero me reclaman: «¡Usted ya es argentino, es nuestro!»”, relata él.
“En Chile, donde no tengo tanta presencia en TV, me sorprende que algunos me saluden en el supermercado, me den la bienvenida y se alegren de que esté acá. Es una fortuna tener dos patrias, dos países de pertenencia. Es una gran ventaja tener dos corazones, como tener dos manos”.
La semana pasada fue condecorado en el Congreso Nacional por su labor en la cultura: “Quiero terminar con aquella mentira de que nadie es profeta en su tierra. Lo fui en mi juventud, me fui a vivir afuera, pero aquí me siguen dando un espacio y afecto. Estos reconocimientos son unas caricias enormes al alma”.
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