Juan Pablo González (58) tuvo que sentarse frente a un computador y un televisor para conocer los referentes que deseaba descartar o asumir para dar el sí definitivo. “Por ejemplo, vi este programa RuPaul’s Drag Race, donde no cantan, sino que sólo hacen fonomímica, y como es por cable, es más subido de tono, entonces tienen que posar, hacer desfiles, etc. Ahí pensé: ‘esto me saca totalmente de lo que soy. No podría estar ahí aunque me paguen mucho’”, estima el musicólogo.
“También empecé a conocer en YouTube el show de la Botota y, cuando lo vi, me dije: ‘mejor que no’. Básicamente porque era el típico show de transformismo de un mundo under y que abusa del chiste fácil. Entonces me aclararon que esto no era ni como RuPaul ni como la Botota, sino que una propuesta seria, donde los transformistas se van a mostrar con dignidad”, acota el académico, ante una historia donde terminó aceptando uno de los roles más particulares de su trayectoria.
González, el musicólogo más reputado del país, pluma siempre instruida de las más diversas vitrinas culturales, director del Instituto de Música de la Universidad Alberto Hurtado y laborioso investigador de algunos de los libros más ambiciosos del cancionero chileno, será parte del jurado de The Switch, el estelar de Mega que hará competir a un grupo de transformistas y que estima estreno para después de Fiestas Patrias. Además, el mismo que, por esas vueltas del destino televisivo, terminó adjudicándose la licencia del programa de RuPaul.
Un proyecto conducido por Karla Constant; que tiene como coaches a Patricia Maldonado y el diseñador Nicanor Bravo; como jurados a la actriz Ingrid Cruz, la transformista Nicole Gautier y el director de orquesta Sebastián Errázuriz; y que luce como propósito mostrar las historias de personajes que perfeccionarán sus aptitudes en una academia y que, en una posterior gala, competirán por la mejor perfomance integral.
González está arrojado en un mundo ajeno, aunque lo suyo siempre ha sido entrometerse en campo minado. Luego de formarse como guitarrista en el grupo Cantonuevo, liderado por Dióscoro Rojas, fue uno de los primeros en llevar la música popular a la academia, generando las ronchas de sus pares. “En este caso, Mega me propuso este desafío y pensé que podía demostrar que el musicólogo puede estar al servicio de otros y no sólo permanecer en su torre de marfil con sus disquisiciones”, aclara.
Luego profundiza: “Además, me garantizaron que mi labor sería sólo musical: voy a aparecer como jurado de las galas evaluando el canto de los participantes. Eso es importante, porque yo debía pedir permiso en la universidad y ahí me dijeron: ‘es tu responsabilidad, porque acá se juega tanto tu prestigio como el de la universidad’. Pero no creo que esté en juego mi reputación. Quizás estoy siendo ingenuo, pero no voy a hablar de nada tan distinto”.
Cuando aceptó fichar por Mega, González ya no tuvo como faros a RuPaul o la Botota. “El modelo que tuve ahí fue MasterChef, me dijeron que yo debía ser muy severo, como el francés. Lo vi y me pareció digno”, cuenta en torno a Yann Yvin, el chef que saltó a la fama lanzando iracundos chilenismos salpicados de acento galo contra platos de pescado o charquicán.
De alguna manera, el académico sabe que debe representar cierto personaje: hace cerca de una década, fue sondeado como profesor de música para la versión local de Gran Hermano que emitió La Red, pero su perfil no cuajó. “Ya de mirarme encontraron que no daba para el rol”.
Eso sí, el intelectual reconoce que en el último tiempo -mientras prepara el tercer volumen de la Historia social de la música popular en Chile- no sólo se ha dedicado a observar MasterChef. “Los viernes veo Primer Plano con mi señora, algo más livianito, aunque no es un lugar donde yo pueda aportar”.
Es probable que los estudios de González y el escándalo de la semana semejen agua y aceite, pero su participación en un espacio que exhibirá batallas y dramas privados puede arrastrarlo a la mira de los programas de farándula. “No sé qué atractivo les puedo generar, no creo que me puedan sacar mucho, pero si viene SQP, yo los recibo feliz”, remata.
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