jueves, 23 de octubre de 2014

Gaby Hernández: su personaje en "Pituca sin lucas" y su trayectoria en la actuación

Con cinco décadas de trayectoria, la actriz se enfrenta a uno de sus roles más exigentes en TV: es la cómica abuela de la teleserie "Pituca sin lucas", de Mega.

Sentada, con las manos sobre la mesa, Gaby Hernández hace un repaso: Que en el año 62 fue la primera Cornelia de "El abanderado", de Heiremans; que entró a Teatro en la U. de Chile cuando solo se admitían a once estudiantes por generación, que el escenario más importante en el que ha actuado es el María Guerrero de Madrid, que gracias a una obra de Valle-Inclán recorrió Venezuela, Cuba y México, que siempre quiso ser Ondine, de Giraudoux, que nunca recuerda lo que dice en las entrevistas. También cuenta que en el escenario prefiere los roles dramáticos, pero en la TV se siente más a gusto con la comedia.

Con cinco décadas de trayectoria en la actuación, la actriz se enfrenta hoy a su rol 29° en las teleseries locales. En "Pituca sin lucas", de Mega, encarna a Lita, una abuela deslenguada y prejuiciosa, quien tras el quiebra económico de su hija (Paola Volpato) se resiste a cambiar su acomodado estilo de vida por uno más modesto. Su personaje arranca risas y comentarios por su tono cómico.

"Es un personaje que aliviana la situación porque todo lo que vive esta familia es muy duro, pero efectivamente hay mucha comedia", dice Hernández. Y añade: "Una teleserie a las 20:00 horas tiene que tener humor, porque en un horario familiar la gente agradece una cosa liviana, pero con contenido. En nuestro caso se retrata bien la idiosincrasia de la sociedad y sus diferencias".

Entre sus personajes más recordados de la TV están La Norita de "Amores de mercado", Perpetua en la teleserie "Somos los Carmona" y Doña Pola, en "Te conté". "Incluso hay algunos camarógrafos históricos que me siguen diciendo Doña Pola", cuenta ella entre risas, y luego agrega: "Nunca hice mucha ostentación de mi trabajo y me encanta ser una actriz de soporte. Nunca he tenido problemas con hacer ningún rol. Los personajes secundarios a veces son más ricos que los protagónicos, depende de cómo los rellene uno y les vayas sumando detalles".

-¿Cómo se define a sí misma en su rol de actriz?
"Muy cumplidora, porque es lo principal. Soy una actriz muy obediente, me han dirigido muy buenos directores, y es necesario ser disciplinada. Exijo lo mismo para cualquier profesión, porque se nota cuando no se ama lo que se hace".

-¿Entonces mucha parte de su trabajo se la debe a quien la dirige?
"¡Pero claro! Yo siempre imagino al director con una suerte de diapasón, que puede lograr el mejor tono y la mejor actuación en mí".

-¿Qué ha sido la actuación para usted?
"Desde niña me gustó la actuación. Leía 'Orlando', de Virgina Woolf, y eso era lo que quería: tener muchas vidas. La actuación es eso, vivir un montón de vidas: he sido reina, princesa, he sido una mujer de campo. Mi trabajo me ha llevado a tantos lugares, me ha hecho pensar, crear y crecer".

-Con su trayectoria, ¿cómo ha sido trabajar con las nuevas generaciones?
"Los viejos siempre tendemos a despreciar a los jóvenes, pero yo me he encontrado con una generación muy involucrada, con generosidad. Me encantan".

-¿Tiene algún requisito para involucrarse en sus trabajos?
"Las mismas que dijo Glenn Close en el Actors Studio: un buen director, un buen texto y un buen elenco. Con las tres es sensacional, pero teniendo dos como mínimo cualquier proyecto llega a buen puerto".


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